Por Javier Surasky-
El 25 de julio pasado el secretario general de la ONU
presentó su informe anual sobre el Estado de la Cooperación Sur-Sur (A/79/230)
Creo que vale la pena hacer algunas reflexiones en torno a su contenido por dos
razones:
- -Ayuda a comprender el espacio que tiene la Cooperación Sur-Sur (CSS) en el sistema de las Naciones Unidas.
- Muestra el tipo de informes que las Naciones Unidas deberían inmediatamente dejar de producir si quieren ser efectivas.
El documento se estructura en torno a seis temas: una visión
de la CSS y Triangular (CSSyT) en el contexto mundial actual, el apoyo brindado
por la ONU al fortalecimiento de la resiliencia (el informe usa la palabra
“generación”, como si no la hubieran demostrado ya ya) para hacer frente a
desafíos, los progresos de aplicación de las recomendaciones formuladas en el
documento final de la Segunda Cumbre de las Naciones Unidas sobre Cooperación
Sur-Sur y Triangular (PABA+20) y la coordinación del apoyo de la ONU a la CSSyT.
El cierre tiene la forma de conclusiones y recomendaciones.
En su presentación, el secretario general (SG) señala como momentos claves para la CSS durante 2023 las siguientes reuniones:
- XXI período de sesiones del Comité de Alto Nivel sobre la Cooperación Sur-Sur.
- Cumbre sobre Ciencia, la Tecnología y la Innovación del Grupo de los 77 y China.
- Quinta Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Países Menos Adelantados.
- Tercera Cumbre del Sur.
- Cuarta Conferencia Internacional sobre los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo.
La consideración de esas reuniones está acompañada por una
mención a la Cumbre del Futuro que, se afirma, será un punto de partida para
acelerar aún más el camino hacia los ODS “mediante el apoyo a la cooperación
Sur-Sur y triangular”.
En el análisis del contexto mundial se hace referencia al
creciente liderazgo de los países del Sur de espacios vinculados a la
gobernanza económica global, donde señala las sucesiones de las presidencias
del G20 por India (2022), Indonesia (2023), Brasil (2024) y Sudáfrica (2025),
pero no establece lazos claros entre ese hecho y la CSS.
Entre los principales temas en los que los países en desarrollo
trabajaron durante 2023 de forma colaborativa señala las tecnologías digital y
otras tecnologías aplicadas a la mitigación del cambio climático, el
fortalecimiento de la seguridad alimentaria y energética, el fomento de la
financiación del desarrollo y la reducción de desigualdades, incluyendo el
cierre de la brecha digital entre países desarrollados y en desarrollo
para que los beneficios de la transformación digital no dejan a nadie
atrás.
Al referirse al apoyo de la ONU a la “creación” de
resiliencia, el foco está puesto en las medidas colaborativas que los países en
desarrollo adoptaron con apoyo de la ONU para: 1. Recuperarse de la pandemia de
Covid-19, y 2. Hacer frente a los efectos del cambio climático mientras hacían
la transición a una economía verde digital.
Se destaca que diferentes entidades del Sistema ONU para el
Desarrollo “diseñaron programas y mecanismos para ayudar a los Estados Miembros
a hacer frente a los efectos del cambio climático mediante la cooperación
Sur-Sur y triangular” (párrafo 15).
En esta parte del informe se dedica atención al apoyo a la transformación
digital destacando que, como consecuencia de la experiencia de la pandemia, “Muchas
organizaciones de las Naciones Unidas intensificaron su apoyo a los Estados
Miembros para que reforzaran su alfabetización digital, la conectividad
electrónica, la gobernanza digital y el comercio electrónico a través de la
cooperación Sur-Sur y triangular inclusiva en cuanto al género” (párrafo 19).
Se incluyen ejemplos del trabajo de la Comisión Económica y Social para Asia y
el Pacífico, la Unión Internacional de Telecomunicaciones, el PNUD y la UNCTAD,
entre otros.
En un tema siempre sensible, el SG explica que el creciente
uso de datos en la toma de decisiones contribuyó a la medición de la CSS. Subraya
que la UNCTAD y las comisiones regionales de la ONU apoyaron a ocho países en
desarrollo para recopilar datos e informar sobre su medición de la cooperación
Sur-Sur. Como resultado de ello Brasil, Colombia y México empezaron a redactar
orientaciones para realizar pruebas piloto de medición de la CSS. En la misma
dirección, el Banco Islámico de Desarrollo presentó su Índice
de Cooperación Sur-Sur, que mide nueve dimensiones claves para los
ecosistemas nacionales de CSS: 1. Voluntad Política; 2. Estrategia Nacional de
CSS; 3. Gobernanza Nacional de CSS; 4. Bases de Información de CSS; 5. Actores
Conectados; 6. Mecanismos de Financiamiento de CSS; 7. Gestión del Desempeño de
CSS; 8. Actividades Internas de CSS; y 9. Actividades Externas de CSS.
Al analizar los avances en la aplicación de las
recomendaciones del PABA+20, el foco está puesto en la forma en que las
entidades del sistema ONU avanzaron en la priorización de la CSSyT en sus
políticas y actividades operacionales, así como en los esfuerzos que se
desarrollan para diseñar metodologías para medir la CSS.
Me resulta difícil entender las razones para separar este
capítulo del anterior. Los temas son básicamente los mismos. De hecho, muchos
elementos en esta parte sirven para dar marco y comprender mejor lo que se
reporta antes.
El SG nos informa que encuestas realizadas en 2023 por el
Departamento de Asuntos Económicos y Sociales para obtener información de
Gobiernos sobre las actividades operacionales de las ONU y por la Oficina de
las Naciones Unidas para la Cooperación Sur-Sur para recabar datos de las entidades
del sistema ONU muestran que todas ellas aplicaron la estrategia
de las Naciones Unidas sobre la CSSyT para el desarrollo sostenible. Como
resultado, “el 81% de las entidades de las Naciones Unidas que respondieron a
la encuesta del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales indicaron que
habían incluido la cooperación Sur-Sur en los planes estratégicos, y el 86%
había integrado los resultados de la cooperación Sur-Sur en los informes
institucionales en 2023, frente al 73 % y el 79 %, respectivamente, en 2022”
mediante la designación de coordinadores Sur-Sur (58%), el establecimiento de
dependencias dedicadas específicamente a la CSS (29 %) y la asignación de un
presupuesto para la CSS (20 %) (párrafo 29).
Un dato destacable es que, en 2023, por primera vez las
oficinas del Programa Mundial de Alimentos pudieron informar indicadores de CSSyT,
reportando la existencia de “24 políticas, estrategias, programas y otros
componentes sistémicos nacionales que contribuían al hambre cero y a otros
Objetivos de Desarrollo Sostenible” (párrafo 34).
Asimismo, el PNUD integró la CSSyT en más de 570 proyectos en
102 países. Esto significa que el 12% de sus proyectos incluyen elementos de CSSyT,
una cifra relevante pero que evidentemente necesita crecer Otras instituciones
mencionadas por sus aportes a la CSSyT son el PNUMA, el Fondo Internacional
para el Desarrollo Agrícola, la Organización Internacional de las Migraciones y
la OIT. A ello se suma la mención de los roles desempeñados por la Comisión
Económica y Social para Asia Occidental y UNICEF apoyando la CSS entre países
de diferentes regiones.
Nos parece fundamental el señalamiento que hace el párrafo
37, cuando explica que “la mayor importancia que los países en desarrollo
conceden a las soluciones de colaboración justifica la continua integración de
la cooperación Sur-Sur y triangular en las actividades básicas de muchas
entidades de las Naciones Unidas”
En una mirada que incluye a actores diferentes al sistema
ONU se afirma que:
- Los Estados que “declaran haber recibido apoyo del sistema para el desarrollo para organizar iniciativas mundiales, regionales y nacionales de intercambio de conocimientos sobre soluciones del Sur Global” han crecido de un 27% en 2021 a un 47% en 2023 (párrafo 45).
- Sobre el sector privado, la información es muy débil: solo se nos dice que “el Pacto Mundial de las Naciones Unidas aprovechó sus alianzas con múltiples partes interesadas para promover los ideales de la cooperación Sur-Sur y triangular” (párrafo 55)
- Sobre los voluntarios se informa que el programa de voluntariado de la ONU movilizó en 2023 a 12.840 personas, de las cuales 11.340 (el 88%) procedían del Sur Global, con una participación mayoritaria de mujeres (55%) (párrafo 65).
Al referirse a la coordinación y coherencia del apoyo de la
ONU a la CSSyT, la atención se centra en los avances de la Oficina de las
Naciones Unidas para la Cooperación Sur-Sur para fomentarlas a través de todo
el sistema ONU. Se listan una serie de medidas que dicha Oficina tomó en 2023
con ese fin centradas fundamentalmente en la recopilación de información, la
creación de capacidades para integrar la CSSyT por las entidades del sistema
ONU, la gestión de fondos fiduciarios de CSSyT y el impulso de diálogos intra e
interregionales. Con una visión ya orientada hacia los Estados, la Oficina de
CSS de las Naciones Unidas publicó en 2023 un Manual
sobre la Integración de la Cooperación Sur-Sur y Triangular en los Exámenes Nacionales
Voluntarios.
En su capítulo de conclusiones y recomendaciones, el
informe dirige su atención a hacia formas en que la CSSyT puede apoyar a las “Seis transiciones” que
hoy dan marco al trabajo del sistema de las Naciones Unidas para el desarrollo.
Allí se alienta a los Estados a:
- Utilizar la CSSyT para facilitar el desarrollo y acceso a tecnologías adecuadas, la transición digital y la inclusión de la ciencia, la inteligencia artificial y el análisis de datos como vías hacia el desarrollo, considerando los intereses de las generaciones futuras.
- Priorizar las iniciativas de CSS orientadas hacia los jóvenes y fomentar su participación efectiva en los procesos de formulación de políticas.
- Utilizar los deales de la CSSyT para hacer frente a los nuevos retos en materia de seguridad, incluidas las ciberamenazas.
- Mejorar las capacidades regionales para el desarrollo de vacunas y a ampliar las iniciativas de colaboración en el Sur Global, en especial con los Países Menos Adelantados, los países en desarrollo sin litoral y los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo.
A la vez se convoca al sistema de las Naciones Unidas a:
- Apoyar a los Estados Miembros a fin de potenciar el establecimiento y desarrollo de plataformas para el intercambio de innovaciones en materia de educación y métodos pedagógicos, haciendo uso de los avances tecnológicos a través de la CSSyT.
- Facilitar el intercambio de buenas prácticas y políticas exitosas en materia de innovación de la financiación del desarrollo sostenible, prestando atención a los diálogos sobre políticas entre múltiples interesados, mencionando al sector privado, las instituciones financieras internacionales y los bancos multilaterales de desarrollo, no así a la sociedad civil ni a la academia.
A los líderes de las entidades del sistema se les requiere
en particular aprovechar el potencial de la CSSyT para el logro de los ODS a
través de
- La aceleración en la aplicación de la estrategia para todo el sistema de las Naciones Unidas sobre la cooperación Sur-Sur y Triangular para el desarrollo sostenible.
- La plena integración de la CSSyT en la labor de los niveles nacional, regional y global del sistema ONU.
- La puesta en marcha de las Directrices para la integración de la Cooperación Sur-Sur y Triangular en la labor nacional y regional del sistema de las Naciones Unidas para el desarrollo del año 2023.
- A los coordinadores residentes de las Naciones Unidas se les requiere seguir liderando la integración de la CSSyT en el trabajo a nivel país.
Se convoca a los bancos multilaterales de desarrollo a
encabezar las reformas de la arquitectura financiera global y a tomar medidas
para enfrentar las perturbaciones financieras y el agobio por la deuda, “con el
fin de atender las prioridades del Sur Global y garantizar una gobernanza
económica global más inclusiva y eficaz” (párrafo 72).
De manera amplia, se llama a todas las partes interesadas a establecer alianzas dirigidas a maximizar el impacto de la CSSyT
Conclusión
Se trata de un informe sumamente pobre. Si su intención es
brindar información sobre la forma en que el sistema de las Naciones Unidas
incorpora y apoya a la CSS, solo hay información verdaderamente útil en el
segmento referido a los avances en la aplicación de las recomendaciones del PABA+20.
No hay en el reporte ideas nuevas, afirmaciones provocadoras, ni guías a futuro.
Para peor, la vinculación entre las acciones que se describen
y la CSSyT no siempre es clara. Por momentos, he tenido la impresión de leer un
documento sobre cualquier otro tema. Por ejemplo, el párrafo 22 sobre
impulso al uso de tecnologías digitales para impulsar el comercio dice: “En
2023, la Comisión Económica para Europa preparó una nota de políticas sobre el
seguimiento de los avances en la aplicación de la facilitación del comercio
digital sostenible centrado en el Programa Especial de las Naciones Unidas para
las Economías de Asia Central, a saber, Azerbaiyán, Turkmenistán y Uzbekistán.
La nota de políticas permite elaborar políticas de base empírica para la
adopción de medidas específicas que faciliten el comercio transfronterizo.” No
resulta obvio el componente de CSS allí.
El análisis del contexto olvida referir a múltiples
situaciones de privación y tensiones que atraviesan hoy a la ONU y son
esenciales para comprender su trabajo en CSSyT: tensión social, tendencia a los
extremos e inestabilidad políticas, renovación de la brecha Norte-Sur, desfinanciamiento.
Algunas afirmaciones que se realizan en esta parte son, cuando menos, fácilmente
contestables, como cuando se sostiene que la convocatoria que los BRICS
realizaron a Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán
está vinculada con su intención de fortalecer la CSS.
No aparece a lo largo del trabajo ni una sola mención
concreta de elementos de financiación ¿Cuánto invirtieron las Naciones Unidas
en materia de fortalecimiento y de proyectos con elementos de CSSyT? ¿Con qué
contrapartidas? ¿Es beneficioso desde el punto de vista financiero incorporar
la CSSyT para el sistema ONU?
Tampoco hay menciones concretas de impactos, o al menos de
resultados de los esfuerzos del sistema en el avance de sus objetivos.
Las recomendaciones finales dirigidas al propio sistema ONU
por quien es su líder institucional son muy pobres: apoyar a los miembros en el
establecimiento de buenas prácticas y sistematizar acciones y políticas exitosas.
Creo que todo en la CSSyT esperamos mucho más de la ONU.
Más graves son las recomendaciones a los líderes del
sistema, que tienen la forma básica de “hagan su trabajo” de acuerdo con las
reglas y directrices de la institución para la que trabajan: las Naciones
Unidas.
No hay tratamiento específico de la Cooperación Triangular,
que por su naturaleza implica desafíos y oportunidades diferentes a las de la
CSS. Las referencias a actores no estatales son extremadamente limitadas, sin
siquiera una mención a la sociedad civil o a la academia.
El informe no permite tener más que una visión incompleta,
limitada y pobre en su proyección acerca del estado de la CSSyT dentro del
sistema ONU, basándose en información ya disponible en otros documentos, sin
aportar análisis integrador al buscar reunirlas. Es un informe cuya estructura
responde al siglo pasado pretendiendo ser actual al rellenar con (limitada)
información actualizada un formato que huele a naftalina y, por tanto,
prácticamente inútil para las necesidades de información y trabajo del mundo
internacional actual.