Cuando los “incentivos” funcionan: el apoyo financiero suizo a UN Ginebra

Por Javier Surasky


¿Imaginan a la ciudad de Ginebra sin la presencia de la ONU, o incluso con una presencia reducida al mínimo? Quienes hayan estado en esa ciudad, seguramente responderán que no. El gobierno suizo, tampoco.

Hace dos días, el 20 de junio,

El gobierno suizo anunció el 20 de junio de 2025 un paquete de algo más de USD 301 millones a ser ejecutado entre los años 2025 y 2029, en apoyo de la cualidad “internacional” de Ginebra.

Más allá de las muchas razones por las que alegrarse, este desembolso, que incluye un tramo inmediato de aproximadamente USD 24 millones con el fin de apoyar a las más de 40 agencias de la ONU que funcionan en la ciudad, en torno a las cuales se ubican 180 misiones diplomáticas y un número enorme de ONG.

Como parte de ese paquete de financiamiento, se utilizarán casi USD 80 millones a la renovación de edificios que la ONU posee en Ginebra, los que se otorgarán como préstamos sin intereses con plazo de repago de 50 años.

Esa ayuda complementa otra, adoptada poco antes, ofrecida en conjunto por el Gran Concejo de Ginebra junto a la Hans Wilsdorf Foundation (Rolex) por USD 56 millones, y está acompañada por una solicitud al parlamento del país de aprobar un crédito por otros USD 146 millones para el período 2026–2029 y préstamos especiales para el cuidado y mantenimiento de sedes de la ONU y sus agencias en la ciudad.

¿Qué lleva a suiza, y a la propia ciudad de Ginebra, a hacer esta inversión? La respuesta es el interés propio, lo que no quita el valor para el multilateralismo de esta iniciativa.

Las organizaciones internacionales en Ginebra emplean a unas 33.000 personas, a las que deben agregarse cerca de 4.000 que trabajan para ONG. En conjunto, estos trabajadores inyectan cerca de USD 7.800 en la economía del país cada año, algo así como el 9% del PIB de Ginebra, son motor de su economía y fuente fundamental de su recaudación fiscal.

El carácter de ciudad internacional de Ginebra la convierte en sede de múltiples conferencias internacionales, pueden superar las 3.000 en un año, lo que tiene repercusiones en el sector servicios y la atracción de visitantes y activan el sector de servicios: hoteles, gastronomía, compras. No solo ellos, sino la cadena de productores detrás de estos, se verían seriamente afectados con la salida de la ONU de la ciudad.

Más aún, la Fondation pour Genève, en su informe sobre el Impacto del Sector Internacional en Ginebra (Study on the Impact of the International Sector in Geneva) de 2024, señala que la ONU, ONG, y misiones diplomáticas y multinacionales se generan cerca de 150.000 empleos, el 37% del empleo cantonal, y calcula que cada empleo en el sector internacional resulta en 0,25 empleos adicionales en servicios locales.

Una mención aparte merece el ya mencionado retorno fiscal. Las organizaciones internacionales gastan cerca de USD 7.000 millones cada año, más del 50% de los cuales permanece en Suiza bajo la forma de salarios, contratos de seguros, etc.), que en conjunto aportan otro 11 el PIB de Ginebra.

Por otro lado, la calidad de ciudad internacional de Ginebra otorga a Suiza una influencia geopolítica que se encuentra “por encima de sus capacidades” las que, sumadas a la neutralidad del país, han hecho que sea el lugar escogido para, por ejemplo, la reunión cumbre entre Biden y Putin en 2021. En términos prácticos, la realidad actual de Ginebra otorga a Suiza acceso directo a líderes y tomadores de decisiones internacionales.

El internacionalismo bien sostenido y coherente, paga dividendos a sus defensores. La decisión de Suiza y la liberación de financiamiento en un momento internacional de ahogamiento financiero de la ONU no solo es una buena noticia, sino una muestra más de cómo ONU80 no es más que un plan de salvataje armado a las apuradas, que no ha sido siquiera capaz de explorar incentivos sobre el terreno para potenciar una ONU más estable y fuerte. ¿Acaso Guterres pensó que Alemania, Austria, Kenia, Qatar y Ruanda estaban estudiando recibir las instituciones que dejaran Ginebra solo por amor al multilateralismo?

En algún sitio, Woodrow Wilson sonríe con sorna.