Por Javier Surasky
En 2026 las Naciones Unidas elegirán un nuevo secretario general (SG) en un marco
conflictivo y de tensiones geopolíticas, acompañados de crisis coyunturales y
estructurales en el seno de la propia organización.
A medida que se aproxima el inicio del proceso de selección,
el nivel de su presencia en debates políticos, académicos e incluso entre
algunos medios va creciendo. Pero ¿Cómo se elige a un secretario general en la
ONU?
La respuesta está llena de huecos. Para comenzar, no hay un
proceso formalmente establecido que establezca tiempos y pasos formales a
cumplir, y los debates en torno a algunas de las pautas que se utilizan se
reabren en cada selección.
Para comenzar, durante los primeros años de existencia de la
ONU, la selección del SG fue un proceso opaco. La Carta de la Organización no
lo establece, limitándose a decir que será seleccionado por la Asamblea General
a propuesta del Consejo de Seguridad, por lo que el derecho de veto de los
cinco miembros permanentes está integrado en el proceso, pudiendo impedir a
cualquier candidato acceder a la posición sin tener que dar mayores
explicaciones.
Como primer resultado, la selección del SG está dominada por
negociaciones entre las grandes potencias cuyos debates solían tener lugar
lejos del escrutinio público, en sesiones realizadas a puertas cerradas. Tal
era la extensión del secretismo, que el propio Kurt Waldheim, elegido en 1971,
se enteró de su elección por el consejo de seguridad cuando esta se hizo
pública ya que no sabía que se estaba considerando su nombre para el cargo.
Como segundo elemento, hablamos de selección del SG y no de
elección ya que el CS propone a la Asamblea General (AG) solo un nombre, y esta
se debe limitar a aceptarlo o rechazarlo, cosa que nunca ha ocurrido. Fue la
propia AG quien solicitó, en su primer período de sesiones, que el CS le
enviara solamente un único nombre (Resolución
11(I) de 1946). En 1981 se produjo una novedad importante al respecto dando
inicio a la práctica de la realización de los llamados “straw polls” (término
de difícil traducción al español pero que podemos considerar como “encuestas”)
en los que cada miembro del CS deja conocer su apoyo, indiferencia, o rechazo a
un candidato mediante un proceso informal que no requiere de reuniones del CS
en el recinto. Si bien no se conoce qué país emite cada voto (el procedimiento
es secreto) desde 1991 se utilizan papeletas de colores: rojas si se trata de
la posición de uno de los 5P (con derecho a veto) y blancas para los no
permanentes. Este proceso va produciendo una rápida “depuración” de potenciales
candidatos con real perspectiva de acceso al cargo y sus resultados son rápidamente
“filtrados” a conocimiento público.
Un tercer elemento es que se habla de que el SG ejerce su
cargo por cinco años con derecho a una reelección. Esta no es una norma
escrita. Es el CS quien propone el término del mandato que otorga a cada SG y
la AG lo acepta. En circunstancia especiales ha habido excepciones: Trygve Lie
fue nombrado en 1946 directamente por la AG para un segundo mandato de tres
años, luego prorrogado, dada la incapacidad del CS de postular un candidato
debido a vetos cruzados entre sus miembros. Hasta hoy todos los SG han sido
reelegidos excepto Dag Hammarskjöld (fallecido en un “accidente” durante el
ejercicio del cargo) y Butros Butros-Ghali, primer SG elegido tras la Guerra
fría, vetado por Estados Unidos en el CS tras una votación donde los otros 14
miembros se mostraban favorables a renovarle el cargo.
En cuarto lugar, tampoco hay una obligación, ni una práctica
firmemente establecida, que respalde la aplicación de una rotación regional en
el ejercicio del cargo: Europa Occidental ha tenido cuatro secretarios, Asia y
África dos cada uno, América Latina y el Caribe uno. Los países de Europa del
este, ninguno. Sí, en cambio, es una constante que no hay candidatos que sean
nacionales de los cinco Estados miembros permanentes del CS (los 5P).
En quinto lugar, no hay una “descripción del puesto” contra
la que evaluar las capacidades de un candidato. El rol y funciones de cada SG
se ha adaptado tanto al espacio político con que contaba al ejercer su mandato
como a las capacidades, valentía y personalidad de cada uno de ellos. Hasta
hoy, todos los SG han ocupado antes puestos políticos de relevancia en sus
países, con la sola excepción de Kofi Annan, quien venía de una extensa carrera
en la ONU. Como dato extra, el SG más joven en asumir el cargo fue Dag
Hammarskjöld (48 años al tomar la posición) y el más anciano Boutros
Boutros-Ghali (70 años). El promedio de edad de los SG seleccionados es de 58
años, aunque si solo consideramos los elegidos tras el fin de la Guerra Fría
(cuatro SG) la edad promedio sube a 65 años.
Ya en 1996 hubo una primera propuesta seria por reglar mejor
el proceso (las denominadas “Directrices
Wisnumurti”, y un nuevo debate se abrió en 2006 a partir de la presentación
de un non-paper
por Canadá sobre el tema.
Finalmente, en 2015-2016 se produjo una reforma orientada a
transparentar y democratizar la elección del SG, que avanzó con el apoyo de un
grupo de Estados y de la sociedad civil, reunida en la campaña 1 for 7
Billion (hoy activa como 1 for 8 Billion).
La AG adoptó su resolución 69/321
estableciendo que la selección incluiría la convocatoria pública de candidatos
mediante carta conjunta de los presidentes del CS y la AG, la difusión pública
de los nombres de los postulantes, sus currículums y sus programas para el caso
de ser seleccionados (el “documento de visión”), seguidos de diálogos
informales entre los candidatos y los Estados Miembros. Esa misma resolución
alentaba la presentación de candidatas, reconociendo que nunca hemos tenido una
secretaria general.
Este nuevo proceso se implementó por primera vez en la
selección de 2016 con 13 candidatos oficiales (siete de ellos mujeres), y acabó
con la selección de Antonio Guterres, primer SG nacido después de la creación
de la ONU en su historia, quien fue reelecto en 2021. Aunque no hubo otros
candidatos compitiendo por el puesto, la Asamblea General insistió en aplicar el
proceso de 2016y el SG presentó un nuevo informe de visión y participó de un
diálogo interactivo con los miembros de la AG en mayo de 2021.
Estas mismas normas se aplicarán a la selección del próximo
secretario general que, nuevamente, se espera sea una mujer y, en ejercicio de
la rotación regional que ya dijimos no es una práctica firme, pudiera ser
ciudadana de un país de América Latina y el caribe, pero ninguna de las dos
cosas debe darse por hecho.
Hacia finales de 2025 debería emitirse la carta conjunta de
los presidentes del CS y la AG convocando candidatos, posiblemente antes del
final de octubre. Durante la primera mitad de 2026 la AG organizará las audiencias
informales con los candidatos y luego el CS hará su propuesta para su adopción
formal por la AG, y la persona elegida asumirá el cargo el primer día de enero
de 2027, que muy posiblemente siguiendo la regla del mandato de cinco años con
derecho a una reelección.
Ahora solo queda seguir los
sucesos en tiempo real para saber quién ejercerá el rol en los próximos años.
Lo sabremos pronto y el nombre que surja puede decirnos mucho sobre el futuro
de la organización.