Por Javier Surasky
Hubo un tiempo en que la inteligencia artificial era apenas una curiosidad de laboratorio y científicos soñadores, pero en pocas décadas pasó de ser un experimento académico a convertirse en algo similar a un espejo de la humanidad: capaz de derrotar a campeones mundiales, generar arte o convertirse en ciudadana de un país. Cada uno de estos momentos encendió una mezcla de asombro y desconcierto colectivo, la sensación de estar presenciando algo más que tecnología. Este post recorre diez instantes, cronológicamente ordenados, en que la IA salió del laboratorio y se instaló en la conversación pública, cambiando para siempre nuestra relación con las máquinas que aprenden, piensan, crean y, a veces, hasta parecen soñar.
1. Bertie the Brain desafía al público en Toronto
Año: 1950
Creado por el ingeniero austro-canadiense Josef Kates, Bertie
the Brain fue una enorme computadora (más de cuatro metros de altura)
capaz de jugar ta-te-tí con los visitantes de la Exposición Nacional
Canadiense. Fue el primer videojuego interactivo exhibido al público y el
primer encuentro masivo entre personas y una máquina que tomaba decisiones. Su
éxito mostró que las máquinas “inteligentes” fascinaban a los seres humanos.
2. ELIZA y la ilusión de ser comprendidos
Año: 1966
En el MIT, Joseph Weizenbaum creó ELIZA, un programa
capaz de simular una conversación con una terapeuta. Muchos usuarios creyeron
que la máquina los entendía, lo que llevó a Weizenbaum a advertir sobre los
riesgos de proyectar emociones humanas en algoritmos. Así nació el llamado efecto
ELIZA, que aún define nuestra relación emocional con los chatbots.
3. Deep Blue derrota a Garry Kasparov
Año: 1997
Cuando la supercomputadora
de IBM venció al campeón mundial de ajedrez, millones de personas vieron el
resultado en los noticieros. No era solo una partida: era el símbolo de que la
inteligencia humana podía ser superada en su propio terreno de lógica y
estrategia. Ese triunfo marcó el inicio del respeto —y del temor— hacia la IA
como rival intelectual.
4. Roomba lleva la robótica al hogar
Año: 2002
Con su forma redonda y movimientos autónomos, el pequeño
robot aspiradora se volvió un fenómeno comercial. Roomba fue la primera
vez que la IA se metió de lleno en los hogares: la IA pasó a ser de uso
cotidiano (internet se llenó de videos de gatitos “paseando” en Roomba).
5. DARPA Grand Challenge: los autos que
aprendieron a conducir solos
Años: 2004–2007
La agencia estadounidense DARPA desafió
a universidades y empresas a crear vehículos autónomos capaces de recorrer
desiertos y ciudades sin conductor. Lo que empezó como un experimento militar
inspiró la industria de los autos autónomos y cambió la idea de lo que las
máquinas podían hacer en el mundo físico. A partir de entonces, la conducción
sin humanos dejó el campo de la ciencia ficción.
6. IBM Watson conquista Jeopardy!
Año: 2011
El programa
de IBM no solo ganó el famoso concurso televisivo contra los mejores
campeones humanos; también entendió chistes, juegos de palabras y pistas
ambiguas. Watson mostró que la IA podía procesar lenguaje natural a nivel
humano y abrió una nueva era de expectativas sobre sus usos. La audiencia vio,
en vivo, cómo una máquina “pensaba en voz alta”.
7. Victorias sobre los maestros de Go
Años: 2016–2017
En 2016, el sistema de Google
DeepMind AlphaGo derrotó al campeón mundial del complejo juego de Go, el
coreano Lee Sedol, sorprendiendo al mundo entero con la creatividad de sus
jugadas. AlphaGo no solo ganó: inventó estrategias inéditas (la jugada 37,
partida 2) y mostró cómo los humanos podían responder (la jugada 78, partida
4). La capacidad de innovar de Google DeepMind en un juego milenario generó
admiración y vértigo cultural. Los diarios de entonces compararon el momento
con la llegada del hombre a la Luna.
En 2017, una versión mejorada llamada AlphaGo
Master jugó contra el campeón mundial chino Ke Jie, número 1 del ranking
internacional. Le ganó tres partidas corridas. El impacto fue tal que el
gobierno chino anunció, pocas semanas después, su Plan Nacional de Desarrollo
de la Inteligencia Artificial (julio de 2017), declarando la IA como “prioridad
estratégica” para alcanzar el liderazgo mundial hacia 2030, dando inicio a un
cambio geopolítico de enormes consecuencias.
8. Arabia Saudita concede “ciudadanía” al robot Sophia
Año: 2017
En un gesto tan simbólico como polémico, Arabia
Saudita otorgó “ciudadanía” al robot humanoide Sophia. La noticia
dio la vuelta al mundo y encendió debates sobre derechos, identidad y humanidad
en la era digital. Sophia se convirtió en ícono mediático y en metáfora de
nuestra atracción por crear vida artificial con rostro propio. Por primera vez,
una máquina fue tratada —aunque sea simbólicamente— como una ciudadana. La
escena tenía algo de ciencia ficción hecha carne: una figura humanoide “con
rostro” reclamando un estatus simbólico.
9. ChatGPT y la conversación global
Año: 2022
El lanzamiento
público de ChatGPT marcó un antes y un después: por primera vez,
millones de personas pudieron dialogar con un sistema que comprendía preguntas,
escribía ensayos, bromeaba y componía canciones. En semanas alcanzó 100
millones de usuarios y transformó la IA en tema de sobremesa. La experiencia de
conversar con una IA dejó de ser curiosidad y se volvió parte del día a día.
10. Sora y la frontera del video generado por IA
Año: 2024
La presentación
de Sora, el modelo de OpenAI capaz de generar videos realistas a
partir de texto, volvió a provocar asombro general. Las imágenes eran
indistinguibles de la realidad, abriendo un nuevo capítulo en la relación entre
creación, veracidad y tecnología. Con Sora, la IA ya no solo escribe o
conversa: imagina. Este salto visual selló una etapa y dejó abierta la pregunta
sobre qué tan lejos podía llegar la simulación. Y llegó meses después de la
gran huelga de actores en Hollywood (julio a noviembre de 2023), exigiendo mejores
condiciones frente a las nuevas plataformas de streaming y reclamando límites
claros al uso de la IA para recrear sus voces e imágenes.
Así, pasamos de las máquinas de feria a los modelos que
producen arte y son nuestros compañeros de trabajo. Cada uno de esos momentos
mostró una parte de nuestro propio reflejo en la tecnología. La inteligencia
artificial no solo progresaba en capacidad, sino que era, cada vez más, parte
de nuestra conciencia colectiva, cuestionando lo que entendemos por
inteligencia, creatividad y hasta por humanidad.
Su presencia nos sumió, paradójicamente, en la soledad de la
autoidentificación rota: los seres humanos ya no éramos el único
"ser" inteligente y perdimos nuestra referencia de posición exclusiva
en el mundo.
¿Desde dónde llegarán los próximos momentos clave de nuestra
relación con la IA y qué nos traerán? No hay cómo saberlo, pero cada vez
resulta más claro que el tema es demasiado importante como para dejarlo en
manos de científicos y programadores. La IA ya es tanto un bien como una
responsabilidad común, y para ser responsables, debemos entenderla primero,
aunque cueste hacerlo.
