Avance: Opinión general sobre el Pacto del Futuro Rev-2

Por Javier Surasky-

Hoy tuve el honor de sumarme a la consulta convocada por los Representantes Permanentes de Alemania y Namibia ante las Naciones Unidas, Co-facilitadores del proceso de negociación del Pacto para el Futuro, sobre la Segunda Revisión del Pacto.

A continuación, encontrarán mi declaración, en la que resumo algunas de las conclusiones de nuestra serie de entradas sobre el Pacto para el Futuro Rev-2 (hemos publicado aquí cinco de sus siete partes, las dos últimas estarán disponibles próximamente) como una  primera aproximación a lo que será la Parte 7 de la serie: el análisis integral del Pacto.


La segunda revisión del Pacto para el Futuro introduce varios cambios. Permítanme destacar algunas áreas de progreso y otras de preocupación.

Un uso extendido de la palabra "relevante", antes de "partes interesadas" y "órganos", sin una indicación que ayude a decidir qué es "relevante", abre una vía para la excluir actores de las reuniones y procesos de la ONU. Por ejemplo, en la decisión de la Acción 40 (a), se borra la referencia a un compromiso "sistemático" de la juventud en la ONU, y la participación de los jóvenes en "todos los órganos y procesos de las Naciones Unidas" se reemplaza por "órganos y procesos relevantes de las Naciones Unidas". ¿Quién decidirá qué es "relevante" en cada situación, caso por caso? Permítanme recordarles que algunos Estados miembros han considerado "no relevante" la participación de la sociedad civil en el proceso de negociación del Pacto para el Futuro.

Importantes acuerdos internacionales ya no se mencionan en la Rev-2. Incluso en el Capítulo 1 sobre Pobreza, Hambre y Financiamiento para el Desarrollo, donde dos nuevas acciones centradas en la pobreza y el hambre, propuestas por el G77, contribuyen a alinear mejor el Pacto con la Agenda 2030, no hay menciones a la Agenda de Acción de Addis Abeba, y el Acuerdo de París apenas se menciona. Al referirse a los niños en el Capítulo 4 sobre Juventud y Generaciones Futuras, se elimina la mención de la Convención sobre los Derechos del Niño que estaba en la Rev-1. Estos son solo ejemplos de una lista más larga de acuerdos olvidados directamente vinculados a las decisiones del Pacto para el Futuro.

El Capítulo 2 sobre Paz, Seguridad y Multilateralismo refleja la incorporación de temas de actualidad en la materia, utilizando un nuevo lenguaje sobre la reconstrucción de la confianza, incluyendo acciones sobre la juventud, la seguridad marítima y el cumplimiento de las decisiones de la Corte Internacional de Justicia. Sin embargo, el nivel de detalle se ha reducido en varias áreas, lo que potencialmente dificulta la implementación de las decisiones. 

Además, es difícil contribuir a este capítulo sin saber cuál será el resultado de la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU, el único tema que aún carece de una propuesta de redacción.

En el Capítulo 3 sobre Derechos Humanos y Cooperación Digital, necesitamos un lenguaje más fuerte sobre Tecnologías Digitales e IA para el desarrollo sostenible para guiar los avances y el despliegue de la tecnología digital. 

El Capítulo 4 sobre Juventud y Generaciones Futuras ahora incluye acciones más precisas, pero la distinción entre niños, jóvenes y generaciones futuras como tres grupos diferentes debe ser más precisa y clara.

Tanto el capítulo 3 como el 4 omiten parte del lenguaje más nuevo y relevante, específicamente: no hay referencias a la "justicia climática" ni a la "justicia intergeneracional". 

Un énfasis excesivo de la ONU en las generaciones futuras y la juventud ha dejado a las personas mayores en riesgo de quedarse atrás, justo ahora cuando más necesitamos su sabiduría.

El Capítulo 5 sobre la Transformación de la Gobernanza Global es el más débil. Los detalles mínimos requeridos para hacer que las decisiones sean aplicables están ausentes del texto. Esto es muy problemático, particularmente cuando lo combinamos con la notable regresión en la Rev-2 en materia de compromisos sonbre financiamiento del desarrollo, un área en la que casi todos los plazos de la Rev-1 han sido eliminados debido a "restricciones en los mandatos" de negociación. Solo habrá un multilateralismo más robusto y efectivo si hay una reforma de sus instituciones clave que cuente con el apoyo financiero que requiere implementar los cambios necesarios.

Algunas de las propuestas más interesantes provenientes de la sociedad civil, la academia, expertos y profesionales, como la creación de un Parlamento de la ONU o la transformación del Consejo de Administración Fiduciaria en un órgano de implementación del desarrollo sostenible, no han encontrado un camino hacia su incorporación en el Pacto.

El establecimiento de un mecanismo de seguimiento de la implementación de las decisiones adoptadas en Pacto para el Futuro es un paso en la dirección correcta; sin embargo, el documento  debe asegurar que ese mecanismo quede alineado con los de la Declaración sobre las Generaciones Futuras y el Pacto Digital Global. Para ser claros, no fusionaríamos los tres, pero deberíamos asegurar que trabajen de manera coherente y colaborativa.

El Pacto debería, además, establecer los elementos operativos fundamentales de su mecanismo de seguimiento para garantizar que responda a los compromisos de participación democrática y amplia, orientación a la acción y efectividad que informan el documento.

Aunque podemos considerar el Pacto para el Futuro como un paso adelante, sigue siendo más corto de lo requerido. 

No impulsa lo suficiente la inclusión de metodologías prospectivas para la planificación, el pensamiento futuro para la estrategia, un enfoque basado en evidencia para la toma de decisiones y un enfoque multidisciplinario en la implementación de decisiones, elementos sumamente necesarios en la gestión de la ONU. Solo la decisión 70 (a) se refiere a esto de manera muy general.

No se consideran las potenciales contribuciones de las regiones, especialmente la "localización" de un acuerdo global para ayudar a ponerlo en acción de acuerdo con realidades específicas.

Si se pretende que el Pacto para el Futuro sea la base para un contrato social internacional renovado, se queda corto en lograr ese objetivo. Lo mejor que podemos esperar es que sea el punto de partida para un proceso de reforma profunda del multilateralismo largamente postergado, que requiere una visión a largo plazo de los Estados Miembros y una voluntad política que no vimos en las negociaciones del SoTF.

Para concluir, parece necesario recordar no estamos en el post-2030. Adoptar un Pacto para el Futuro fuerte y que podamos convertir en acciones reales es una forma de cumplir con los compromisos existentes para acelerar la implementación de los ODS.

Y es que a  medida que avancemos, la verdadera prueba a la que se someterá el Pacto estará en traducir sus decisiones en acción. Las palabras por sí solas no cambian el mundo. Las acciones sí lo hacen.