Por Javier Surasky
La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) es la agencia especializada de las Naciones Unidas para las tecnologías de la información y la comunicación. Su relevancia ha crecido del mano del desarrollo tecnológico y hoy es la responsable por regular la radiofrecuencia y las órbitas satelitales, lograr la interoperabilidad de equipos, desarrollar estándares tecnológicos globales de comunicación y operación para tecnologías como la telefonía celular y la inteligencia artificial.
Su principal órgano es la Conferencia Mundial
de Radiocomunicaciones (CMR), que se reúne cada cuatro años, donde sus 194
países revisan y actualizan el Reglamento de Radiocomunicaciones, el tratado
internacional que rige el uso del espectro de radiofrecuencia y las órbitas de
los satélites a nivel global.
La elección de la sede de la próxima CMR, que
tendrá lugar entre finales de octubre y e inicios de noviembre de 2027, ha sido
una lección de política internacional actual. Descripta
como un "campo de
batalla global para las futuras tecnologías de comunicación y el control del
espacio exterior" como consecuencia de la competencia
tecnológica entre Estados Unidos y China que ha transformado un foro
originalmente técnico en un espacio de alta sensibilidad política.
La sede de la próxima CMR, estaba previsto
originalmente, sería Ruanda, único país que se había ofrecido, pero que retiró
su ofrecimiento de sede una semana antes de que se tomara oficialmente la
decisión (C25/58(Add.1)-S), frente al surgimiento de una tardía propuesta china
de recibir el encuentro. La decisión del lugar de reunión de la CMR siempre ha
sido tomada por consenso, pero la oposición de Estados Unidos a aceptar que
China sea quien hospede este encuentro.
Estados Unidos señaló que, a falta de
consenso, la reunión debía celebrarse en Ginebra, la ciudad que alberga la sede
de la UIT, y hasta llegó a ofrecer a Washington como posible sede, argumentando
que serviría para conmemorar el centenario de la Conferencia Internacional de
Radiotelegrafía de 1927 allí reunida (C25/58(Add.2). También India ofreció a
Nueva Delhi para recibir la conferencia intentando superar la traba en que se
encontraba la situación.
La imposibilidad de acuerdo llevó a que, por
primera vez en su existencia, la decisión fuera tomada por votación, lo que
habla de un futuro cada vez más complejo para la cooperación científica
internacional, que ha quedado en el eje de la rivalidad entre los países más
poderosos del mundo: la infraestructura digital y el control del espectro
radiotelegráfico son hoy prioridades de seguridad nacional y herramientas de
proyección de poder. La elección de la sede de una conferencia internacional se
ha transformado en un instrumento de poder blando y un reflejo de confianza o
desconfianza geopolítica entre países.
El resultado de la votación, secreta, entre
los 48 miembros del Consejo de la UIT que votaron fue de 25 en favor de
China, 17 en contra, 5 abstenciones y 1 voto inválido. Apenas conocido el
resultado Estados Unidos señaló que será difícil que pueda participar de la
conferencia. Esta decisión deberá ahora ser refrendada por la mayoría simple de
los miembros de la UIT en su conferencia de 2026, en Qatar.
El mayor riesgo es que estos elementos afecten
la capacidad internacional para abordar desafíos vinculados a la nuevas
tecnologías que son tanto globales como urgentes, como la brecha digital,
la ciberseguridad o la aplicación ética de la IA, lo que derivaría en un mundo
con diferentes estándares tecnológicos incompatibles, forzando a los países en
desarrollo a optar por unos u otros, aumentando los costos operativos y
obstaculizando la innovación.
Lo que nos interesa ahora es entender las
razones detrás de esa decisión, y creemos que hay al menos cuatro que son
muy significativas:
- Definición de líneas de base para nuevas
tecnologías y sus usos: En primer lugar, la CMR de 2027 no será un
encuentro más: en su agenda se incluye el inicio de
un nuevo ciclo de estudios técnicos sobre el espectro
radiográfico, dando comienzo a un proceso que puede derivar en una hoja de ruta
para la regulación y distribución de las bandas del espectro que sustentan las
futuras tecnologías móviles, como la 6G, y discutirá cuestiones como la conectividad
entre satélites y teléfonos móviles, conocida como Direct-to-Device
(D2D), todos ellos elementos centrales en las competencias tecnológicas de los
próximos años.
- Hostilidad de los Estados Unidos frente al
multilateralismo: ha creado en todo el sistema un sesgo
inicial en contra de ese país, que además muestra una baja en la participación del
país en las entidades del sistema ONU.
- El desprecio de la gestión Trump por fomentar
alianzas: la política exterior del actual gobierno de los Estados Unidos
lo ha llevado a debilitar sus alianzas con diferentes países y regiones. En la
votación, los países europeos se alinearon con estados Unidos, pero los países
africanos e Irán apoyaron a China mientras los países árabes se abstenían. No
está claro cuál fue el voto de los países de América Latina y el Caribe, pero
se entiende que ha estado dividido.
- El uso político de la cooperación
internacional de China: el país asiático desde hace tiempo utiliza
su cooperación internacional, y sus recursos económicos, para fortalecer su
capacidad de influencia en el mundo, especialmente en África, región que cuenta
con la mayor cantidad de votos (países miembros) en la Asamblea General de la
ONU y en muchas de las entidades del sistema y en sus organismos
especializados, como es el caso en la UIT.
Estas cuatro razones “de base” serán una
constante en el trabajo del multilateralismo en los
próximos meses y años y marcarán el pulso geopolítico entre las potencias. Con
matices, es posible que las veamos también en situaciones como la elección del
próximo secretario general de la ONU, en 2026.
La tensión conflicto-cooperación
siempre reaparece, y quienes se sientan a la mesa de la toma de decisiones
internacionales no deberían olvidar lo profundo de sus vínculos.