Por Javier Surasky
Entre los días 6 y 7 de julio tuvo lugar en Rio de Janeiro la XVII Cumbre de los BRICS, cuyos miembros adoptaron una serie de documentos políticos:
La posición que están adoptando los BRICS me preocupa,
mucho. El grupo busca posicionarse como una forma alternativa de
multilateralismo, más eficaz y preocupada por los problemas de las personas que
los de las potencias. Sin embargo, ni da señales de traer una renovación real
del multilateralismo, ni contribuye a fortalecer a las Naciones Unidas para que
encare esa tarea de forma decidida, lo que sus propios miembros le exigen.
La Declaración de Río de Janeiro: Fortaleciendo la
Cooperación del Sur Global para una Gobernanza más Inclusiva y Sostenible, dedica
un capítulo al fortalecimiento del multilateralismo y la reforma de la
Gobernanza Global (párrafos 5 a 16) donde comienzan por establecer su
compromiso con “la reforma y mejora de la gobernanza global, mediante la
promoción de un sistema internacional y multilateral más justo, equitativo,
ágil, eficaz, eficiente, responsivo, representativo, legítimo, democrático y
responsable, en el espíritu de amplia consulta, contribución conjunta y
beneficios compartidos”, reafirmando el papel central de la ONU en el sistema
internacional.
Llaman allí a respetar “la regla general de que no debe
haber monopolio de cargos de alto nivel en el sistema de las Naciones Unidas
por nacionales de cualquier estado o grupo de Estados”, cuando es bien sabido
que es no es la política que aplican algunos de sus principales miembros. Desde
julio de 2007, por ejemplo, un ciudadano chino ocupa la posición de Secretario
General Adjunto de Asuntos Económicos y Sociales (Sha Zukang, August 2007-July
2012; Wu Hongbo, August 2012-July 2017); Liu Zhenmin (August 2017-July 2022 y Li
Junhua, July 2022-present).
También llaman a una reforma integral de las Naciones Unidas
“incluyendo su Consejo de Seguridad, con el objetivo de hacerlo más
democrático, representativo, eficaz y eficiente”.
Frente a ese llamado existen dos “banderas rojas”:
- La realidad de las acciones frente a las palabras: dentro del grupo hay dos Estados que son miembros permanentes del Consejo de Seguridad (Rusia y China) que junto a los demás ejercen, en lo hechos, una cerrada posición en defensa del statu quo de ese órgano.
- La propia Declaración sostiene que China y Rusia apoyan “las aspiraciones de Brasil e India de desempeñar un papel más relevante en las Naciones Unidas, incluyendo su Consejo de Seguridad”, un ejercicio de “pre-apropiación de asientos” ante una eventual ampliación del cuerpo.
Luego reiteran su “compromiso de dotar a las Naciones Unidas con todo el apoyo necesario para cumplir su mandato”. Nuevamente, bandera roja:
- Si sumamos las contribuciones obligatorias de los cinco miembros originales del BRICS al presupuesto de la ONU para 2025, ascienden a casi un cuarto del total (24,866%) y si consideramos el BRICS ampliado, lo supera (llega al 26,085%), pero sólo la India ha pagado sus contribuciones obligatorias (cuotas) a la ONU dentro del plazo establecido para hacerlo (vencía el 6 de febrero): Brasil pagó su parte el 27 de abril, Sudáfrica el 19 de marzo y ni Rusia (décimo mayor contribuyente, 2,094) ni China (segundo mayor contribuyente, 20,004%) han pagado a la fecha de publicación de este texto.
Más adelante, en su párrafo 108, la Declaración de Rio de
Janeiro afirma que los BRICS convocan “al respeto a la democracia y a los
derechos humanos (que) deben ser implementados tanto en el nivel de la
gobernanza global como en el nivel nacional” y reafirman su “compromiso en
garantizar la promoción y la protección de la democracia, de los derechos
humanos y de las libertades fundamentales para todos”
Otras dos banderas rojas:
- Más allá de las ya bien establecidas discusiones sobre la situación de los derechos humanos y la democracia en China y Rusia, la “ampliación” del BRICS ha significado el acceso al mismo de países cuyo compromiso internacional con el multilateralismo y con los derechos humanos son más que cuestionables, como Irán, Indonesia o Arabia Saudita.
- En el índice de Estado de Derecho que publica World Justice Project incluyendo 142 Estados, Sudáfrica ocupa la posición 57, seguida por India (79), Brasil (80), China (95) y Rusia (113), entre los nuevos miembros encontramos a Emiratos Árabes (39); Indonesia (68) Irán (128), Etiopía (130) y Egipto (135) Arabia Saudita no ingresa al listado por falta de información disponible. Esto es:
- Ningún país se ubica en el cuarto superior del índice.
- Solo tres países quedan en la mitad superior (Sudáfrica, Emiratos Árabes e Indonesia).
- Cinco países quedan en el último cuarto de la tabla: China (95), Rusia (113), Irán (128), Etiopía (130) y Egipto (135). Los últimos tres dentro del 10% peor posicionado.
Finalmente, resultado de la necesidad de utilizar un
vocabulario que sea útil para “acomodar posiciones”, la Declaración se extiende
en 131 párrafos, lo que la hace más extensa que el Pacto para el Futuro (84 párrafos),
la Agenda 2030 (91 párrafos) o el Acuerdo de París.
Nada de lo dicho representa el nuevo y fortalecido
multilateralismo que afirman pretender construir, y no hemos hablado de sus
referencias al respeto del derecho internacional, la promoción de la paz, la
lucha contra el cambio climático o la única (y muy pobre) mención que se hace a
la sociedad civil en el párrafo 123 del documento.
Demasiadas contradicciones y repeticiones de las falencias del
multilateralismo al que pretenden renovar como
para creer que los BRICS puedan ser una herramienta para el cambio.