Por Javier Surasky
Esta entrada resume la ponencia que presenté ante el 17
Congreso de la Sociedad Argentina de Análisis Político (SAAP) reunida en la
Universidad Nacional de Rosario (Rosario, Argentina), el día 24 de julio de
2025.
La inteligencia artificial (IA) está reconfigurando las estructuras globales, incluyendo la cooperación internacional al desarrollo (CID), no solo como tecnología aplicada, sino como fenómeno político, ético y cultural. Esta ponencia explora la relación bidireccional entre IA y CID: cómo la IA transforma la cooperación internacional y cómo la CID puede y debe influir en la gobernanza global de la IA.
1. La IA como eje de transformación y objeto de disputa
geopolítica
El ecosistema de la IA es complejo y está dominado por una
disputa entre tres modelos nacionales: el estadounidense (orientado al
mercado), el chino (control estatal) y el europeo (regulación basada en
principios). Sin embargo, otros actores intermedios como India, Israel, Corea
del Sur, Brasil o Sudáfrica también desarrollan capacidades específicas que
desafían el enfoque centrado exclusivamente en las grandes potencias.
A esta geopolítica se suma el rol decisivo de empresas
privadas como OpenAI, Nvidia, Baidu o Meta, cuyas decisiones exceden la
capacidad reguladora de los Estados. La CID, aún estructurada en esquemas
territoriales y estatales, encuentra dificultades para dialogar con este
entramado descentralizado y multiactoral, donde el poder se ejerce también
desde el control de datos, infraestructura y algoritmos.
2. Dualidad ajenizante y los límites del paradigma
tecnocrático
Inspirado en el concepto de dualidad ajenizante, se
advierte que la IA refuerza la separación entre humanos y sus entornos,
interponiendo capas de abstracción algorítmica entre los sujetos y su realidad.
Así, decisiones basadas en IA, como la asignación de ayuda, el diseño de
políticas o la calificación de beneficiarios, tienden a presentarse como
“objetivas”, invisibilizando los marcos culturales, valores y sesgos
incrustados en sus estructuras.
Además, las lógicas tecnocráticas, al centrarse en la
eficiencia y la predicción, contribuyen a despolitizar el debate en favor de
los elementos técnicos y a desplazar las voces más vulnerables, reproduciendo
formas de dominación que, si no son intencionalmente contrarrestadas,
profundizan desigualdades históricas.
3. Colonialismo de datos y justicia algorítmica: los
desafíos éticos
La IA necesita datos masivos, y en este flujo se nutre de lo
que se ha denominado colonialismo de datos: la extracción masiva de
información de personas y comunidades del Sur Global sin retorno equitativo.
Esta apropiación reproduce lógicas de desposesión colonial, transformando lo
íntimo en capital mercantilizable.
A ello se suma que diversos estudios demuestran que los
sistemas de IA reproducen sesgos étnicos, de género y de nacionalidad,
afectando la equidad en procesos clave como la selección de personal, la
atención médica o el acceso al crédito.
Como consecuencia de ambos elementos (colonialismo de datos
y sesgos en contra de poblaciones vulnerables), se debe construir una justicia
algorítmica, cuya implementación debe integrarse en el marco de diseño del
trabajo de la CID ya que, si esta no revisa críticamente sus mecanismos de
transferencia tecnológica y cooperación en datos, corre el riesgo de
convertirse en vector potenciador de esas injusticias.
4. Sostenibilidad y cooperación: una nueva agenda para la
IA
La IA es altamente intensiva en energía y recursos. Sin una
CID capaz de articular estrategias sostenibles, el desarrollo de la IA puede
contribuir al colapso ambiental o quedar en manos de quienes controlen las
fuentes de energía. La CID, como espacio de acción colectiva y diplomacia
preventiva, debe asumir un nuevo protagonismo en la gestión global de los
recursos necesarios para la IA.
Asimismo, debe repensarse la noción de soberanía: los datos
ya no responden a fronteras físicas, y las decisiones clave sobre su uso se
toman en espacios transnacionales. En este contexto, la CID debe incluir
principios de soberanía digital compartida, gobernanza algorítmica inclusiva y
marcos éticos vinculantes.
Conclusión: hacia una CID 2.0
La intersección entre IA y CID exige abandonar enfoques
tradicionales y diseñar una CID 2.0. Esta debe incluir:
- Incorporación
de capítulos específicos sobre datos en las agendas de cooperación.
- Fomento
de transferencias tecnológicas con justicia algorítmica y soberanía
digital.
- Inclusión
activa de actores no estatales y comunidades del Sur Global.
- Fortalecimiento
de capacidades estatales en gobernanza de IA.
- Construcción
de alianzas que promuevan IA contextualizada, sostenible y plural.
No se trata de preguntarse si la IA transformará la CID ni
de como la CID puede impactar en la IA, sino de decidir cómo orientar esas
transformaciones en un mundo cada vez más desigual y en crisis. La IA, si se
gobierna con principios éticos y marcos inclusivos, puede convertirse en un
pilar para una CID sostenible global.