El Foro Político de Alto Nivel: última oportunidad

Por Javier Surasky-

Se atribuye a William Arthur Ward, escritor estadounidense que vivió entre 1921 y 1994, ser el autor de la frase “las oportunidades son como los amaneceres, Si esperas demasiado, las pierdes” (Opportunities are like sunrises. If you wait too long, you miss them).

En materia de tomar acciones para construir un mundo mejor para todas las personas, ya hemos esperado demasiado. Esperamos que las cosas cambien, esperamos que los líderes actúen, esperamos que las prioridades internacionales cambien, esperamos por solidaridad. Esperamos y, lo que es peor, ya hace tiempo esperamos sin esperanza.

Aunque parezca extraño, existe en la Agenda 2030 un compromiso desatendido que debe ser traído al centro de la escena para hacer frente a esa desesperanza y movilizar respuestas: los países decidieron que el Foro Político de Alto Nivel de las Naciones Unidas sería el principal espacio global para el seguimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y le asignaron la misión de proporcionar orientación política de alto nivel sobre la Agenda y su implementación, incluso a través de la detección de progresos conseguidos y de problemas emergentes, y de movilizar nuevas medidas para acelerar la implementación (párrafo 87).

Nada de ello ha ocurrido, ni siquiera hemos estado cerca de que ello suceda en las dos ocasiones en que el HLPF se reunió a nivel de jefes de Estado y de Gobierno en 2019 y 2023 (las llamadas “Cumbres de los ODS”).

Por el contrario, los países miembros de la ONU han transformado al FPAN en un gran circo internacional donde al que no han invitado a las ideas innovadoras ni al diálogo político real. Como consecuencia, las declaraciones políticas adoptadas carecen de los elementos esenciales para dar guía política al proceso de avance hacia el logro de los ODS, perdidas entre vocabulario previamente acordado y falta de voluntad política escondida tras textos enmarañados apenas desentrañables por expertos.

Recuperar al FPAN para el desarrollo sostenible es clave, y su reunión del HLPF de 2024, que tendrá lugar entre el 8 y el 17 de julio, será un momento crítico en ese camino.

En lo personal, ya no me parece relevante que el lema asignado al FPAN 2024 sea “Reforzar la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y erradicar la pobreza en épocas de crisis múltiples brindando efectivamente soluciones sostenibles, resilientes e innovadoras”. Tampoco que los objetivos que estarán bajo su revisión especial sean el 1: Fin de la pobreza; 2: Erradicar el hambre; 13: Lucha contra el cambio climático; 16: Paz, justica e instituciones sólidas; 17: Alianzas para lograr los objetivos. Ni siquiera me parece demasiado importante, pero sí una advertencia, el hecho de que solo 37 países presentarán sus Informes Nacionales Voluntarios este año, un número que solo logra superar al de presentaciones realizadas en 2016, el primer año en que estas tuvieron lugar.

Lo que realmente importa del FPAN hoy es que sea capaz de cumplir con las funciones que le atribuyeron los países, sus protagonistas en la Agenda 2030. La ONU por sí misma no puede hacerlo si los Estados miembros no están dispuestos a ello.

Más que nunca, es necesario que el FPAN

  • Sea hoy un verdadero faro, capaz de brindar guía política del más alto nivel.
  • Analice los problemas actuales y emergentes y diseñe los trazos comunes de oportunidades para hacerles frente de forma conjunta, único camino posible para acelerar los ODS.
Para que ello ocurra, el FPAN debe dar un giro:
  • Menos espectáculo político y más trabajo basado en datos y orientado a la acción
  • Aplicación de herramientas de perspectiva y pensamiento futuro.
  • Desarrollo de su capacidad de dar respuesta a las demandas de las personas.

Para que las voces de todos sean escuchadas en el FPAN, su participación debe aumentar cantidad y calidad.

Para comenzar, el FPAN no está brindando incentivos para la participación de actores relevantes

  • El sector privado y la filantropía juegan un papel marginal, que además se va debilitando sesión a sesión. Es necesario crear los atractores que traigan estos actores “a bordo” del FPAN.
  • Con una activa participación, la sociedad civil siempre ha dicho presente en las sesiones del FPAN, pero las modalidades de trabajo donde se le asigna el uso de la palabra en segmentos que van de los dos a tres minutos es ya inaceptable. A ello se suma que este año, por primera vez, no habrá financiamiento desde la ONU para asegurar la participación en las sesiones de al menos un representante de la sociedad civil de cada uno de los 37 países que presentarán sus informes nacionales. No es falta de voluntad sino de previsión en recurrir a otras fuentes dado que la ONU, si no fuese lo que es, posiblemente estaría en proceso de quiebra financiera.
  • El rol de las regiones debe aumentar. El programa del FPAN desde hace años incluye apenas una sesión donde se comparten, de forma sucesiva y sin análisis, los informes de cada uno de los foros regionales de desarrollo sostenible. Esto rompe la continuidad entre lo global y lo regional y desincentiva la iniciativa regional, invisibilizándola.

A la urgencia se suma que el FPAN de 2024 es la antesala de lo que será la Cumbre del Futuro que se reunirá en septiembre, donde los países deberán decidir si vamos hacia un multilateralismo más fuerte o hacia un “sálvese quien pueda”. Una Cumbre del Futuro que, además, ha puesto sobre la mesa con fuerza nueva el legado de mundo que estamos dejando a las futuras generaciones y los riesgos de seguir desarrollando tecnologías digitales, incluso inteligencia artificial, sin ningún control. Recordemos que la mencionada Cumbre debe adoptar un documento político, el Pacto del Futuro, que contará con dos anexos: la Declaración sobre las generaciones futuras y el Pacto digital global, a los que ya nos hemos referido en este blog.

Los debates en torno a la Cumbre del Futuro que tendrán lugar como parte de la agenda del FPAN serán una primera pista de lo que podemos esperar de ese encuentro. La peor opción sería que los países acudan a ese encuentro a lanzar sus discursos prediseñados, dando como resultado una sucesión de monólogos apenas conexos.

Si el FPAN debe producir orientación política para el logro de los ODS, está llamado a ser motor del cambio necesario, y la Cumbre de Futuro es una oportunidad única que no podemos dejar pasar ni continuar esperando, sino que debe ser activamente creada a través de las herramientas más tradicionales de la diplomacia: el diálogo, la negociación, la búsqueda de posiciones comunes. Y si esas herramientas son insuficientes, la Cumbre es el espacio para crear las que sean necesarias para responder a la complejidad de los desafíos actuales.

Cuando la sensación de que el amanecer del que nos hablaba Ward se nos escapa entre los dedos, es oportuno recordar también a Ralph Waldo Emerson:

"En cada crisis hay un mensaje. Las crisis son la manera que tiene la naturaleza de forzar el cambio: derribar viejas estructuras, deshacerse de hábitos negativos para que algo nuevo y mejor pueda ocupar su lugar" (In every crisis, there is a message. Crises are nature’s way of forcing change—breaking down old structures, shaking loose negative habits so that something new and better can take their place) [1].

El FPAN de 2024, en el contexto de la Cumbre del Futuro, es la última oportunidad de generar ese “algo nuevo” antes del final del amanecer. Luego seguirá siendo posible hallar amaneceres nuevo, pero ya habrá pasado el día.

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[1] The Essential Writings of Ralph Waldo Emerson. Modern Library, 2000.